lunes, 29 de abril de 2013

Los inmortales.


Un día de tantos, un amigo religioso me pregunto sobre la vida eterna, sobre la vida eterna que expone la iglesia, la vida eterna en el cielo. Estuvimos por mucho tiempo conversando y no logramos llegar a una conclusión irrefutable para ninguno de los dos. Al llegar a mi casa, un poco frustrado por no dar a conocer totalmente mi punto de vista, (porqué sabía que me faltaba algo por decir) me comenzaron a llegar muchas ideas que no dije mientras hablaba con él. Lo que se me ocurría, lo anotaba.
La vida eterna no está diseñada para los seres humanos. Dependemos casi toda nuestra felicidad del mundo físico; un mundo que en algún momento dejara de existir, y con ello nuestra felicidad también se extinguirá, en ese caso el hecho de una vida eterna solo resultaría para nosotros una serie de hechos ocurrentes, uno tras otro, que nos producirían miseria y tristeza; luego felicidad, y tristeza de nuevo, al final el mismo resultado siempre sería la tristeza. Nuestra vida se encuentra dependiente de lo físico, una buena casa, un buen carro, una buena familia, una buena carrera, un buen escrito. En algún momento de la eternidad lo físico morirá y nacerá de nuevo. El hecho de vivir una eternidad nos hará morir y renacer una y otra vez. Encontremos algo que no diferencie la vida de la muerte, lo que no es físico; algo que nos haga vivir una plenitud eterna, y nuestro pequeño tiempo de existencia sería completamente pleno.
Y no es en realidad “algo” ya que no existe nada, es solo el hecho de vivir y llevar nuestra vida con sabiduría y consciencia  de la misma. La vida, y todo, es un ciclo, nos trazamos metas, sufrimos para conseguirlas, luego las conseguimos y estamos felices por ello. Luego tenemos otra meta y volvemos a sufrir y a estar felices de nuevo cuando la conseguimos, y así dejamos que el tiempo nos consuma la vida, persiguiendo metas y deseos. Tener la posibilidad de elegir nuestras metas y pensar en ellas, analizarlas, y observarlas; observar nuestras metas anteriores ya conseguidas y mirarlas con ojos de nostalgia, anhelo, y plenitud. Así nuestra vida fluirá, como el agua de un rio, y podremos estar conscientes de ello.
“Si con todo lo que tenemos no somos felices, con todo lo que nos falta, tampoco”.



Lluvia de mediodía.


Se puede escuchar el canto de las aves, un canto vivo y alegre, un canto que llego a pensar que está expresando asombro ante el espectáculo que se vive en ese momento.
Horas antes, desde la ventana de mi cuarto se podía ver como caían las gotas de lluvia, gotas de agua que aparecían desde el cielo como por arte de magia, lágrimas de dios caían desde lo alto contra mi ventana, marcando su recorrido sobre ésta, empañada por el frio. Admiraba desde mi cuarto como una fina capa de neblina empezaba a esconder la ciudad, esperando el majestuoso espectáculo que sabía que ocurriría cuando el agua cesara.
Lluvias de mediodía, pocas veces duran más de 3 o 4 horas, comienzan alrededor de las once de la mañana y pueden estar terminando aproximadamente a eso de las dos de la tarde, esos momentos en que la tierra se toma una ducha. La naturaleza se calla, se puede oír el silencio si lo escuchas bien, solo se escuchan las gotas impactando contra el suelo.
Mientras la lluvia, la neblina y las nubes comienzan a retirarse de su labor, se puede observar como escasos rayos de la luz del sol penetran hacia la oscuridad; el espectáculo que se presenta es lo suficientemente hermoso para cautivar cualquier alma. El sol se intensifica y los pájaros y aves entonan sus cantos con una energía mucho más hermosa que en cualquier otro momento, los colores se pueden observar con una nitidez increíble, el verde de los árboles se intensifica, y la majestuosidad de la montaña se impone ante nosotros. ¡Que hermosa es Mérida!



Está amaneciendo.


            Tomando una copa de vino mientras leo una página de cualquier otro libro de entre millones, noto que mi ventana comienza a llenarse de luz, una luz azul oscura como si el negro de la noche se estuviese despertando. Atónito y sorprendido miro el reloj de mi celular. ¡Joder! Las 5 y 30, estuve leyendo toda la noche y no he dormido.
            Recordé unas palabras que una vez había escuchado o leído, no lo recuerdo muy bien en realidad, “Las mejores horas para meditar son al amanecer y al anochecer”. Nunca lo había hecho tan temprano, ya que la pereza casi siempre domina mi cuerpo cuando se trata de cuestiones que impliquen levantarme antes de las 10 de la mañana.
            En fin, aproveche que a esa hora estaba despierto, subí para una montaña que está detrás de mi casa, en un lugar que a mí en particular me gusta mucho, a unos 10 minutos de mi casa. No sabía lo que me esperaba.
            En el punto más oscuro de la noche el cielo comienza a tornarse de un color azul oscuro y a medida de que el sol comienza a asomarse por el este y los primeros rayos de luz comienzan a tocar la tierra el paisaje se torna armonioso y lleno de una energía indescriptible, se abre ante nosotros tras el telón de un nuevo día, una obra de teatro con una hermosura inexplicable. En alguna montaña o en un parque, a orillas de la playa o desde cualquier edificio del centro, el amanecer es el mejor momento para encontrarse con uno mismo, con un todo, con el universo. Practicar la meditación y sentir esa energía  que fluye en todo lo que existe, y si nos conectamos en un nivel de consciencia mayor, llegar a ver esa energía. Observar como poco a poco el árbol se ilumina con la luz del sol desde su punto más alto hasta sus raíces y las pequeñas aves entonan su canto, anunciando la luz de la mañana.
“En el punto más oscuro de la noche empieza a amanecer y ante nosotros se abre tras el telón del nuevo día, una obra de teatro con una hermosura indescriptible”




Orina antes de dormir


En busca de aventura y emociones, muchos turistas se adentran a los bosques y montañas de la hermosa ciudad de Mérida. En su mayoría famosas por las leyendas urbanas e historias que existen, creadas por los lugareños para atraer aventureros. Llegue a conocer una vez una historia de dos amigos de la prima de un familiar que no recuerdo de mi pareja; los cuales también eran amigos míos. Nos gustaba mucho ir de excursión a las montañas, además adentrarnos junto con las historias que nos contaban de los lugares a donde íbamos nos parecía una aventura emocionante. Precisamente ese fin de semana, ni mi pareja ni yo no pudimos ir a la excursión por razones que no recuerdo en este momento, creo que queríamos pasar el fin de semana con un poco de erotismo los dos solos, es lo más seguro. Ese día solo fueron mis dos amigos, El Ruso y La Aguja. A uno le decíamos ruso por su extraña apariencia, es de tamaño pequeño y tan blanco como el color de la leche, además viste y actúa de una forma muy bizarra, pero a la vez muy frígida. Es como una combinación entre un hippie y un ompa lompa sacado de la película de Charlie y la fábrica de chocolate. A La aguja le decimos así básicamente por su característica promiscuidad, le conozco poco más de 200 parejas sexuales. Además es alto y delgado con un corte afro que le propina la forma exacta de una aguja. Entre los dos parecen una caricatura con el contexto de un personaje frígido y otro idiota, así como pinky y cerebro, o Ren y Stimpy.
Ese día subieron temprano a una montaña llamada “La Mucuy” ubicada al norte de la ciudad de Mérida. Durante el camino se iban contando historias de terror buscando provocar un ambiente de tensión y espanto a la excursión, como lo hacemos siempre en realidad, además preguntaban a las personas que estaban por allí, lugareños y también visitantes, si conocían alguna historia de terror que les pudieran contar, siempre buscando una forma de hacer que el viaje fuese más interesante.
Cuando llegaron a la zona de camping se encontraron a un conocido de ellos, típico de esta caricaturesca pareja, le preguntaron sobre alguna historia de terror conocida en esa montaña.
              –Conozco la historia de una señora aparentemente llamada marta -comenzó a relatar el otro acampante-. Dicen que es una señora de aproximadamente 50 o 60 años de edad, de pelo lacio y largo, y con un color canoso, bajita y con un pequeño encorve de su espalda. La leyenda cuenta que marta residía hace muchos años cerca de esta zona, se dice que a la señora le gustaba subir casi todos los días a las aguas termales que se encuentran cerca de aquí, paseaba mucho y observaba los paisajes. Uno de esos días simplemente no regreso, desapareció y más nunca nadie supo nada más de ella. Muchos campistas dicen que han llegado a ver sombras y siluetas de una mujer caminando por los árboles en la noche.
 – ¿Y tú has llegado a ver algo? -interrumpió El Ruso con un tono de burla pero también de intriga.
– Yo en lo personal no creo en esas cosas y nunca eh llegado a tener una experiencia de ese tipo.
Con estas últimas palabras se despidieron y concluyó la conversación.
Los aventureros, tirando risas y burlándose de la cantidad y la ridiculez de las historias con las que se encontraban, comenzaron a armar el campamento, por supuesto todo se vuelve más divertido a causa de los estupefacientes que se compartieron durante la conversación. Ya al caer la noche estaban sus dos carpas armadas frente a una pequeña fogata que habían hecho para calentarse un poco, mientras comían unas arepas hechas con harina de trigo que se trajeron de sus hogares, luego un cigarrillo para asentar la comida y, como no, hablar sobre las historias para añadirle emoción a la noche. En la zona habían pocos campistas, quizás dos o tres grupos aparte de ellos, el cielo se encontraba nublado y la luna en cuarto menguante apenas se lograba distinguir de entre las nubes, la única luz que se podía observar en la montaña era la de su fogata, esas noches es casi imposible ver más que las sombras de las carpas sin alguna luz que te haga compañía.
Era alrededor de la una de la madrugada y los dos campistas conversaban sobre la vida a la luz de la fogata, con unas pequeñas cornetas sonando una música suave para romper ese escalofriante silencio cuando ninguno de los dos hablaba. Al acabarse los cigarrillos El Ruso fue a buscar unos que tenía guardados en su bolso dentro de su carpa, justo luego de sacarlos su compañero lo llama con una voz entrecortada.
-¡Ruso! Ven rápido, vi unas sombras extrañas por aquellos árboles. -Señalando hacia unos árboles que estaban detrás de su campamento, a los cuales se reflejaba la sombra de su carpa hechas por la luz de la fogata.
–Deja la ladilla marico mira que yo no creo en esa vaina; además en este estado y por el agotamiento podemos ver cualquier cosa y la mente nos puede engañar.
–Sí, seguro fue eso… ¡Mierda! Ahí está de nuevo. -Señalando hacia la misma dirección que antes.
-¿!Donde!?....  ¡Jo-joder sí! Ahí está… No vale seguro es por la sombra de la fogata, repito estamos cansados, deberíamos dormir ya.
Así lo hicieron, ya adentro cada uno de sus carpas y con un miedo acojonante intentaban dormir. Pasados aproximadamente cinco minutos de haberse metido cada uno a su carpa, el estúpido y frígido personaje de El Ruso olvido orinar antes de apagar la fogata, y con unas ganas incontrolables de evacuar su vejiga solo pensaba en las sombras que había visto, intentando armarse de valor para salir, escuchó algunos pasos cerca de donde estaban y observó una sombra que se reflejaba en la parte del frente de su carpa, desafiando la total oscuridad del bosque, pero las ganas de orinar eran mayores que el increíble miedo que tenía en ese momento, además, nosotros siempre nos hemos caracterizado por pensar lógicamente, cosa que hizo en ese momento, llegando a la conclusión de que solo podría ser su compañero o cualquier otro campista acompañándose de una luz encendida a distancia. Convencido pero para nada más tranquilo, intentó poco a poco abrir el cierre para salir de la carpa, pero no tuvo la necesidad de orinar fuera de ella al observar, tan pero tan cerca de él, una silueta obscura con forma de mujer de cabello largo, con un rostro monstruoso riéndose con una boca deforme , retorcida, de la cual salía y se agitaba una lengua larguísima, además, de unos pertubantes y terroríficos ojos rojos mirándolo fijamente como examinando su alma, al instante, se oyó un grito de miedo despertando alteradamente a su compañero de campamento quien salió rápidamente a ver qué pasaba. Lo siguiente que ocurrió, fue El Ruso despertando de su pesadilla con la necesidad de cambiarse de ropa y secar el piso de su carpa.



jueves, 25 de abril de 2013

¿Qué ves tú?

Siento los ojos extraños,
Extraños y cálidos.
Unos ojos ungidos
Por la pasión de la vida.
Los ojos que ven todo,
En una completa unidad
La vida,
Lo eterno,
Lo cíclico,
Lo todo.
Todo relejado en mis ojos
Al observar por la ventana.
¿Qué es lo que veo?



No somos libres en la naturaleza, pero si en nuestra mente.

Quiero dormir y soñar,
Soñar y olvidarme de esta realidad.
Cumplir los más cálidos y profundos deseos
Escondidos en mi subconsciente.
Quiero abrir mi vida hacia una realidad que anhelo
Pero que no existe,
Quiero soñar que mis sueños nos son sueños.



Salgamos.


Te escribiría un poema,
Pero no en este preciso momento.
Quizás luego de besarte
Me llegue algo de inspiración,
Es que tantas citas inconclusas
Nublan mi perspectiva hacia ti.





Somos una roca, así de importantes.

¿QUÉ QUIERES DE MI?
¡Expresión majestuosa de existencia física!
Llena de vida y muerte
Y de muerte y vida.
¿Por qué me absorbes en este ensueño,
Mientras medito sobre tu pasto?
¡Oh montaña mística!
Que intentas absorberme
Como si fuera parte de ti,
Como si fuera otra roca,
U otro árbol,
O quizás otra flor.
¿Por qué me guías hacia mis orígenes?
Luego de haberlos perdido con la razón
Quieres que camine contigo,
Ser una roca,
Un árbol,
O una flor.
¡Porque es lo que soy!



domingo, 21 de abril de 2013

El arte.


“La vida es tan hermosa y complicada, que solo por el hecho de estar vivos debemos ser considerados unos artistas”

El arte no es solo el que conseguimos en museos o en escenarios, el arte se encuentra también dentro de todos y cada uno de nosotros; el solo hecho de existir y estar vivos nos convierte en artistas. Un artista es todo aquel que crea, aquel que hace cualquier tipo de creación, al estar feliz, creamos felicidad; al estar triste, creamos miseria y tristeza. El artista se define por las creaciones que hace, nosotros decidimos que tipo de artista queremos ser, en el tipo de arte que hacemos con nuestra vida.




Un soñador.


Mucha gente me pregunta si soy loco,
Estúpido o idiota.
Yo respondo con gran pesar a esas tristes vidas,
¡Que soy un soñador!
Un soñador de esperanza,
En un mundo que la pierde.
Un soñador de amor,
En una sociedad enmascarada con odio.
Un soñador de vida,
En una comunidad que muere internamente y no renace.
Un soñador de felicidad y plenitud,
En un mundo donde la mayoría lo ve triste y sombrío.
Un soñador de paz,
En un mundo que lo controla en dinero.
Un soñador de tantas cosas.
Pero sobre todo,
Sueño en una guerra que la gana el amor.
Un soñador, en un mundo que ya no sueña.