Pienso, pienso en ella, en esa noche. Quizás me
enamore, quizás solo el sexo hizo que no dejara de pensarla, ¿Cuantas veces no
se confunde la lujuria con el amor? No me gusta hablar de sexo, prefiero hacer
el amor y para eso no hay que estar enamorado; esa noche que hicimos el amor Cupido sádico hizo de nuevo su juego macabro, creo que solo flechó mi cabeza, directamente en el hemisferio derecho ¿Flechas de
lujuria o de amor?
Sin ilusiones mujer, una noche planeada: botella
de vino, paisaje, música. Todo un pequeño juego hecho en mi cabeza anticipando
llevarte a la cama, juego del cual saldríamos ambos vencedores, jueguito sucio
que siempre quiero volver a jugar.
Me deprime la vida en intervalos cortos de segundos,
distantes de unión, ¿Por ti?, ¿Estoy enamorado? Recuerdo arranques de depresión
que cada cierto tiempo apoderan mi mente, nunca encuentro causa alguna, tampoco será en este momento.
Dios Cupido inexistente nunca participa, otro nombre más en mi
lista. Nombres resonaran en las paredes vacías de mi cerebro donde yacen
los sentimientos, eco eterno. Especial tú, persona de mente insana, me
enseñaste que la tristeza es felicidad, porque también forma parte de la vida.
Un día más de vida, un día más de compromisos, un
día más de preocupaciones económicas por no poder comprar libros de poesía. Un
día más de juegos inventados para encontrar quien juegue conmigo a hacer el amor
y, al otro día, sentirme enamorado de nuevo.