viernes, 14 de junio de 2013

¿Te amo?

Pienso, pienso en ella, en esa noche. Quizás me enamore, quizás solo el sexo hizo que no dejara de pensarla, ¿Cuantas veces no se confunde la lujuria con el amor? No me gusta hablar de sexo, prefiero hacer el amor y para eso no hay que estar enamorado; esa noche que hicimos el amor Cupido sádico hizo de nuevo su juego macabro, creo que solo flechó mi cabeza, directamente en el hemisferio derecho ¿Flechas de lujuria o de amor?

Sin ilusiones mujer, una noche planeada: botella de vino, paisaje, música. Todo un pequeño juego hecho en mi cabeza anticipando llevarte a la cama, juego del cual saldríamos ambos vencedores, jueguito sucio que siempre quiero volver a jugar.

Me deprime la vida en intervalos cortos de segundos, distantes de unión, ¿Por ti?, ¿Estoy enamorado? Recuerdo arranques de depresión que cada cierto tiempo apoderan mi mente, nunca encuentro causa alguna, tampoco será en este momento.

Dios Cupido inexistente nunca participa, otro nombre más en mi lista. Nombres resonaran en las paredes vacías de mi cerebro donde yacen los sentimientos, eco eterno. Especial tú, persona de mente insana, me enseñaste que la tristeza es felicidad, porque también forma parte de la vida.

Un día más de vida, un día más de compromisos, un día más de preocupaciones económicas por no poder comprar libros de poesía. Un día más de juegos inventados para encontrar quien juegue conmigo a hacer el amor y, al otro día, sentirme enamorado de nuevo.




lunes, 3 de junio de 2013

El que tú quieras.

¡El amor! ¿Qué es el amor? Es solo una ilusión, por eso ya no me gusta hablar de sexo, prefiero hacer el amor y para eso no hay que estar enamorado.
Y si cierro nos ojos, encuentro tus ojos, y si me toco te toco, ¿y si aprieto los labios y tú me robas un beso?

Te miré el espíritu mientras el viento me desvestía.

No existimos, pero existimos en un mundo inexistente.

He de verte, porque de tanto soñarte se quemó mi imaginación.

No robo besos.

Jhonathan Camargo.
Paula Urdaneta.
Vanessa Pérez.



sábado, 1 de junio de 2013

Mátenlos, quémenlos, para que vuelvan a nacer.

Artistas que se creen poetas,
nacen danzando todos los días
en un mundo de felicidad y alegría:

En un mundo real.

Odiosos escritores anormales,
se molestan
porque no les comparten un instante de cualquier momento con cualquier cosa.
Esos escritores Brujos, Satán, Hades, Hippies, ¡Come flores!,

Otra mierda, cualquier otra mierda, dañando la sociedad

Hablando estupideces sobre la vida
y filosofando porquerías que a nadie le interesan.
¡Deberían ser quemados y morir con sufrimiento!,
Pero así morimos todas las noches,
para nacer al siguiente día.



jueves, 2 de mayo de 2013

¿Qué significa?


Si te cuelas y perturbas en mis sueños,
Y te veo cinco días después
De haberte soñado,
¿Qué significa?
Si te hago el amor en mis sueños,
Y te veo, Cariño,
Cuatro días después,
Pasando a mi lado
Con tu dulce aroma a mujer,
Con tu hermoso cabello dorado
Y con tus ojos de Medusa color café
Que me petrifican al mirarte,
¿Qué significa?
Y si así sigue pasando
No una,
Ni dos ni tres,
Sino muchas veces,
¿Qué significa?
¿Será que la vida
O el destino, (o Dios)
Está planeando algo para nosotros?
No lo sé.
Pero no lo dudes
¡Oh hermosa Medusa!
Que pronto haré mis sueños realidad
Y descubriremos lo que significaban.



lunes, 29 de abril de 2013

Los inmortales.


Un día de tantos, un amigo religioso me pregunto sobre la vida eterna, sobre la vida eterna que expone la iglesia, la vida eterna en el cielo. Estuvimos por mucho tiempo conversando y no logramos llegar a una conclusión irrefutable para ninguno de los dos. Al llegar a mi casa, un poco frustrado por no dar a conocer totalmente mi punto de vista, (porqué sabía que me faltaba algo por decir) me comenzaron a llegar muchas ideas que no dije mientras hablaba con él. Lo que se me ocurría, lo anotaba.
La vida eterna no está diseñada para los seres humanos. Dependemos casi toda nuestra felicidad del mundo físico; un mundo que en algún momento dejara de existir, y con ello nuestra felicidad también se extinguirá, en ese caso el hecho de una vida eterna solo resultaría para nosotros una serie de hechos ocurrentes, uno tras otro, que nos producirían miseria y tristeza; luego felicidad, y tristeza de nuevo, al final el mismo resultado siempre sería la tristeza. Nuestra vida se encuentra dependiente de lo físico, una buena casa, un buen carro, una buena familia, una buena carrera, un buen escrito. En algún momento de la eternidad lo físico morirá y nacerá de nuevo. El hecho de vivir una eternidad nos hará morir y renacer una y otra vez. Encontremos algo que no diferencie la vida de la muerte, lo que no es físico; algo que nos haga vivir una plenitud eterna, y nuestro pequeño tiempo de existencia sería completamente pleno.
Y no es en realidad “algo” ya que no existe nada, es solo el hecho de vivir y llevar nuestra vida con sabiduría y consciencia  de la misma. La vida, y todo, es un ciclo, nos trazamos metas, sufrimos para conseguirlas, luego las conseguimos y estamos felices por ello. Luego tenemos otra meta y volvemos a sufrir y a estar felices de nuevo cuando la conseguimos, y así dejamos que el tiempo nos consuma la vida, persiguiendo metas y deseos. Tener la posibilidad de elegir nuestras metas y pensar en ellas, analizarlas, y observarlas; observar nuestras metas anteriores ya conseguidas y mirarlas con ojos de nostalgia, anhelo, y plenitud. Así nuestra vida fluirá, como el agua de un rio, y podremos estar conscientes de ello.
“Si con todo lo que tenemos no somos felices, con todo lo que nos falta, tampoco”.



Lluvia de mediodía.


Se puede escuchar el canto de las aves, un canto vivo y alegre, un canto que llego a pensar que está expresando asombro ante el espectáculo que se vive en ese momento.
Horas antes, desde la ventana de mi cuarto se podía ver como caían las gotas de lluvia, gotas de agua que aparecían desde el cielo como por arte de magia, lágrimas de dios caían desde lo alto contra mi ventana, marcando su recorrido sobre ésta, empañada por el frio. Admiraba desde mi cuarto como una fina capa de neblina empezaba a esconder la ciudad, esperando el majestuoso espectáculo que sabía que ocurriría cuando el agua cesara.
Lluvias de mediodía, pocas veces duran más de 3 o 4 horas, comienzan alrededor de las once de la mañana y pueden estar terminando aproximadamente a eso de las dos de la tarde, esos momentos en que la tierra se toma una ducha. La naturaleza se calla, se puede oír el silencio si lo escuchas bien, solo se escuchan las gotas impactando contra el suelo.
Mientras la lluvia, la neblina y las nubes comienzan a retirarse de su labor, se puede observar como escasos rayos de la luz del sol penetran hacia la oscuridad; el espectáculo que se presenta es lo suficientemente hermoso para cautivar cualquier alma. El sol se intensifica y los pájaros y aves entonan sus cantos con una energía mucho más hermosa que en cualquier otro momento, los colores se pueden observar con una nitidez increíble, el verde de los árboles se intensifica, y la majestuosidad de la montaña se impone ante nosotros. ¡Que hermosa es Mérida!



Está amaneciendo.


            Tomando una copa de vino mientras leo una página de cualquier otro libro de entre millones, noto que mi ventana comienza a llenarse de luz, una luz azul oscura como si el negro de la noche se estuviese despertando. Atónito y sorprendido miro el reloj de mi celular. ¡Joder! Las 5 y 30, estuve leyendo toda la noche y no he dormido.
            Recordé unas palabras que una vez había escuchado o leído, no lo recuerdo muy bien en realidad, “Las mejores horas para meditar son al amanecer y al anochecer”. Nunca lo había hecho tan temprano, ya que la pereza casi siempre domina mi cuerpo cuando se trata de cuestiones que impliquen levantarme antes de las 10 de la mañana.
            En fin, aproveche que a esa hora estaba despierto, subí para una montaña que está detrás de mi casa, en un lugar que a mí en particular me gusta mucho, a unos 10 minutos de mi casa. No sabía lo que me esperaba.
            En el punto más oscuro de la noche el cielo comienza a tornarse de un color azul oscuro y a medida de que el sol comienza a asomarse por el este y los primeros rayos de luz comienzan a tocar la tierra el paisaje se torna armonioso y lleno de una energía indescriptible, se abre ante nosotros tras el telón de un nuevo día, una obra de teatro con una hermosura inexplicable. En alguna montaña o en un parque, a orillas de la playa o desde cualquier edificio del centro, el amanecer es el mejor momento para encontrarse con uno mismo, con un todo, con el universo. Practicar la meditación y sentir esa energía  que fluye en todo lo que existe, y si nos conectamos en un nivel de consciencia mayor, llegar a ver esa energía. Observar como poco a poco el árbol se ilumina con la luz del sol desde su punto más alto hasta sus raíces y las pequeñas aves entonan su canto, anunciando la luz de la mañana.
“En el punto más oscuro de la noche empieza a amanecer y ante nosotros se abre tras el telón del nuevo día, una obra de teatro con una hermosura indescriptible”